Nuestro nuevo ministro de Educación, Cultura y Deporte, Mr.
Wert, expríncipe de las audiencias, nos sorprendió ayer con la muerte de
Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos en una rueda de prensa que,
como he leído hoy en Twitter, bien podría haber sido retransmitida desde
Trento.
Dado que está muy feo opinar sin saber o contrastar, pese a
que los programas de mayor audiencia de la telebasura nos indiquen lo
contrario, decidí informarme tras leer las declaraciones de Wert: se van a
limitar a retirar las partes “polémicas”, dado que esta asignatura se había
convertido en un “adoctrinamiento” perjudicial que sustituía la educación
familiar. Claro, leyendo esto me imaginé un futuro Corea, con millones de
jóvenes idénticos adorando al mismo gobernante.
Busqué el temario de esa peligrosa doctrina lavacerebros en
páginas tan subjetivas como Redes Cristianas, y finalmente lo entendí todo.
Para empezar, el curso comienza educando en el diálogo y el debate
(probablemente debate a más de dos voces incluso), se atreven a enseñar a
pensar, y aún peor, ¡a evaluar de forma crítica las diferentes informaciones
que llegan desde los medios de comunicación!
No contentos con eso, resulta que se plantean más adelante
“actividades sociales que contribuyan a posibilitar una sociedad justa y
solidaria”. ¡Actividades! Una incitación clara al perroflautismo. Y no hablamos
del perroflautismo aceptable, el de cerveza y quejido sin levantar el culo del
sofá, sino el que rompe con los “prejuicios sociales racistas, xenófobos,
antisemitas, sexistas y homófobos”. El que realiza un “consumo racional y
responsable” evidentemente contrario con nuestro modelo económico, y encima
para más inri, conoce sus derechos como ciudadano y consumidor. Vamos, un
tocapelotas amigos de los gays y los inmigrantes que no sólo pensará sino que
gritará lo que piensa hasta que se oiga. Inaceptable.
Educar en igualdad, en realidad norte y sur, en valores...
Pero, ¿qué clase de juventud han estado creando en nuestras escuelas sin
enterarnos? Afortunadamente el ministro se ha percatado de este error y va a
proceder a subsanarlo. Para empezar a retirar aquellas partes “polémicas” de la
asignatura, ha decidido cambiarle el nombre. Ahora se llamará Educación Cívica
y Constitucional, porque Ciudadanía y Derechos Humanos eran palabras
problemáticas.
A los nuevos alumnos se les va a enseñar a adorar la
Constitución sobre todas las cosas, aprenderán que hay derechos fundamentales y
derechos de mentirijilla (como el de la vivienda), que sólo se garantizan si la
diosa Banca lo permite, que luego están los derechos intocables como el de
tener una monarquía y una Iglesia, y que si algo no gusta en Europa no es como
si estuviese grabada en piedra, se puede cambiar en un fin de semana haya o no
haya consenso, sacrificando la Soberanía a los mercados a cambio de su supuesta
tranquilidad. Ante todo, la Constitución debe de ser flexible a ciertos
intereses e implacable con el resto. Y eso sí, de homosexualidad ni hablar.
La verdad, a veces se me ocurre que la ignorancia debe de
ser un descanso, y quizá es lo que ha pensado el señor Wert. No en vano fundó
Demoscopia y fue presidente de Sofres. Sabe lo que la gente quiere porque ha
estudiado las audiencias durante años. La gente quiere una lobotomía
programada, y es mucho mejor empezarla desde pequeños. Mucho más humano y menos
doloroso.
No deja de sorprenderme aún así lo kafkiano de la elecciones
de ministros en nuestro Gobierno actual. Para Defensa, un fabricante de bombas
de racimo. Para economía, un ex-Lehman Brothers. Para Cultura, el señor que les
dice a las televisiones que la basura es lo que vende. Personalmente, creo que
se han quedado cortos en el chiste, podían haber nombrado a la Esteban para
presidir el Instituto Cervantes y al yernísimo Urdangarín para Administraciones
Públicas.
Hoy, más que ayer pero menos que mañana, creo que necesito
una lobotomía en defensa propia.
Fdo: Lilith.
* Ministerio de educación, cultura y deporte
A ver,el PP no es un partido político al uso. Para empezar no tiene ideología, es una comunidad de intereses y todas esas comunidades tienen derecho a su parcela de poder cuando obtienen el placet electoral. En este caso a la iglesia hay que satisfacerla en su demanda de retirada de la asignatura que para eso salieron a la calle en múltiple ocasiones en auxilio y apoyo de sus siglas preferidas. Y ya de paso le dan trabajo, con la nueva asignatura, a las editoriales de libros escolares que poseen los clanes amigos.
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