Escribealgo
escribealgo escribealgo escribealgo…y así llevamos (lleva, el malvado T)
dándome la vara horas, días, meses, años, décadas, lustros y siglos. A todas
horas, minutos, segundos, décimas de segundo, milésimas de segundo y así, el
tío: escribealgo escribealgo escribealgo escribealgo.
Así que, vale,
escribiré algo (como si yo supiera escribir!).
Hal primsipio
avía pensao ejkrivir hargo yeno de fartas dortográfia de hesas ke dhuele ber
(sólo para molestarle, al malvado T, digo), pero no, no voy a escribir un texto
plagado de faltas, mejor voy a faltarle a un texto (y a una imagen) plagados
de… errores y monstruosidades. Me refiero al logo elegido por el Ayuntamiento
de Madrid como imagen de la candidatura olímpica para el año 2020, la primera
en la frente del gobierno municipal de la alcaldesa de Madrid.
No, no voy a
poner la imagen (y ruego al equipo técnico de esta viuda de Striker que no se
le ocurra hacerlo), y no la voy a poner porque, primero, todos ustedes ya la
habrán visto repetidas veces y, segundo, porque no quiero tampoco afear el
bello diseño global de esta página con el adefesio que la Botella (después de darle
a la ídem) ha aprobado como imagen de la candidatura de Madrid a la Olimpiada
de 2020.
Como imagen de
una tienda de chanclas y flotadores de la playa de ____________ (rellénese al
gusto), el diseñito tendría un pase, pero, coño, como imagen de una de las más
importantes capitales europeas, aspirante a celebrar una Olimpiada, pues el
caso es que da verdadera pena.
Pero lo que da
más pena, o más risa, o más…grima, es imaginar al equipo de enteraos que ha
seleccionado dicha monada; imaginar los sueldazos que se levantarán estos
pájaros por el asesoramiento profesional prestado a la alcaldía; la de comidas,
cenas y cubatas que les habremos pagado a estos inútiles para que luego se
descuelguen con un mono incomprensible y disparatado diseñado por un chaval de
22 añitos al que, encima, le modificaron el modelo (sin consultarle, seguro),
según él mismo está declarando en los periódicos. Lo peor es comprobar que
hemos salido de Málaga para entrar en Malagón; lo peor es comprobar que esto no
es nada más que el principio de lo que se nos va a venir encima a los madrileños
(y, me temo, a todos los demás). Lo peor es comprobar que el caso del loguito
de las olimpiadas madrileñas no es nada más que el ejemplo de un estilo de
actuación chapucera y decididamente antiprofesional. Lo peor es comprobar que
esta gente confunde el ahorro con la mezquindad. Lo peor es comprobar que esta
gente siempre gobierna contra alguien, que no sabe actuar sin ofender y que,
curiosamente, siempre somos malgobernados y ofendidos los mismos.
Claro que, coño,
qué podemos esperar de una señora que entró en política cuando los chicos se
hicieron mayores, para tener algo que hacer por las mañanas…
Me dedico al
diseño gráfico desde hace horas, días, meses, años, décadas, lustros y siglos y
no, no soy Alberto Corazón y no lo voy
a ser ya nunca pero, hombre, veo el diseño de este chaval y pienso: “ni
en la Academia de Diseño Gráfico más cutre de Madrid le habrían aceptado este
dibujo a este chaval ni como primer ejercicio”. Lo curioso es que cuando veo a
la Botella pienso exactamente lo mismo: “ni en la Academia de Administración
Pública más cutre de Madrid habrían aceptado como candidata a una persona que prescindiera
de los funcionarios para poner en su lugar a voluntarios, o que eligiera como
logo para respaldar una candidatura a una Olimpiada no sólo el diseño más
barato, sino el menos profesional”.
Así que nada,
hermanos, a prepararse porque viene kurbas.
Fdo: El hombre del tempo.
