miércoles, 1 de febrero de 2012

EpC, ESTAS NOMINADA (Lilith)


Nuestro nuevo ministro de Educación, Cultura y Deporte, Mr. Wert, expríncipe de las audiencias, nos sorprendió ayer con la muerte de Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos en una rueda de prensa que, como he leído hoy en Twitter, bien podría haber sido retransmitida desde Trento.

Dado que está muy feo opinar sin saber o contrastar, pese a que los programas de mayor audiencia de la telebasura nos indiquen lo contrario, decidí informarme tras leer las declaraciones de Wert: se van a limitar a retirar las partes “polémicas”, dado que esta asignatura se había convertido en un “adoctrinamiento” perjudicial que sustituía la educación familiar. Claro, leyendo esto me imaginé un futuro Corea, con millones de jóvenes idénticos adorando al mismo gobernante.

Busqué el temario de esa peligrosa doctrina lavacerebros en páginas tan subjetivas como Redes Cristianas, y finalmente lo entendí todo. Para empezar, el curso comienza educando en el diálogo y el debate (probablemente debate a más de dos voces incluso), se atreven a enseñar a pensar, y aún peor, ¡a evaluar de forma crítica las diferentes informaciones que llegan desde los medios de comunicación!

No contentos con eso, resulta que se plantean más adelante “actividades sociales que contribuyan a posibilitar una sociedad justa y solidaria”. ¡Actividades! Una incitación clara al perroflautismo. Y no hablamos del perroflautismo aceptable, el de cerveza y quejido sin levantar el culo del sofá, sino el que rompe con los “prejuicios sociales racistas, xenófobos, antisemitas, sexistas y homófobos”. El que realiza un “consumo racional y responsable” evidentemente contrario con nuestro modelo económico, y encima para más inri, conoce sus derechos como ciudadano y consumidor. Vamos, un tocapelotas amigos de los gays y los inmigrantes que no sólo pensará sino que gritará lo que piensa hasta que se oiga. Inaceptable.

Educar en igualdad, en realidad norte y sur, en valores... Pero, ¿qué clase de juventud han estado creando en nuestras escuelas sin enterarnos? Afortunadamente el ministro se ha percatado de este error y va a proceder a subsanarlo. Para empezar a retirar aquellas partes “polémicas” de la asignatura, ha decidido cambiarle el nombre. Ahora se llamará Educación Cívica y Constitucional, porque Ciudadanía y Derechos Humanos eran palabras problemáticas.

A los nuevos alumnos se les va a enseñar a adorar la Constitución sobre todas las cosas, aprenderán que hay derechos fundamentales y derechos de mentirijilla (como el de la vivienda), que sólo se garantizan si la diosa Banca lo permite, que luego están los derechos intocables como el de tener una monarquía y una Iglesia, y que si algo no gusta en Europa no es como si estuviese grabada en piedra, se puede cambiar en un fin de semana haya o no haya consenso, sacrificando la Soberanía a los mercados a cambio de su supuesta tranquilidad. Ante todo, la Constitución debe de ser flexible a ciertos intereses e implacable con el resto. Y eso sí, de homosexualidad ni hablar.

La verdad, a veces se me ocurre que la ignorancia debe de ser un descanso, y quizá es lo que ha pensado el señor Wert. No en vano fundó Demoscopia y fue presidente de Sofres. Sabe lo que la gente quiere porque ha estudiado las audiencias durante años. La gente quiere una lobotomía programada, y es mucho mejor empezarla desde pequeños. Mucho más humano y menos doloroso.

No deja de sorprenderme aún así lo kafkiano de la elecciones de ministros en nuestro Gobierno actual. Para Defensa, un fabricante de bombas de racimo. Para economía, un ex-Lehman Brothers. Para Cultura, el señor que les dice a las televisiones que la basura es lo que vende. Personalmente, creo que se han quedado cortos en el chiste, podían haber nombrado a la Esteban para presidir el Instituto Cervantes y al yernísimo Urdangarín para Administraciones Públicas.

Hoy, más que ayer pero menos que mañana, creo que necesito una lobotomía en defensa propia.

Fdo: Lilith.

* Ministerio de educación, cultura y deporte

1 comentario:

  1. A ver,el PP no es un partido político al uso. Para empezar no tiene ideología, es una comunidad de intereses y todas esas comunidades tienen derecho a su parcela de poder cuando obtienen el placet electoral. En este caso a la iglesia hay que satisfacerla en su demanda de retirada de la asignatura que para eso salieron a la calle en múltiple ocasiones en auxilio y apoyo de sus siglas preferidas. Y ya de paso le dan trabajo, con la nueva asignatura, a las editoriales de libros escolares que poseen los clanes amigos.

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